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lunes, 1 de diciembre de 2014

Es diciembre, y tú no estás conmigo.

De repente sonó el despertador y ya era diciembre. Hacía mucho frío y mi invierno te echaba de menos. 
Nunca hubo un chico que fuese todas las constelaciones, excepto tú. Tenías luz propia, esa que solo existe en los atardeceres de verano. Tus besos eran el eclipse que desataba mi locura. Tus ojos, tormenta. Tus labios, nubes. Y tus lunares eran los cometas por los que paseaba cada día. 
Siempre fuiste mi primavera. Lo iluminabas todo. Y ahora cada hueco de mi pecho está oscuro y el café de las mañanas frío.               
Te quise, nos quisimos, supongo. Lo aprendí de memoria y luego te fuiste. Sin dejar rastro, pero no del todo. Porque construimos puentes que ahora no llevan a ningún lugar, caminos interminables de dudas y recuerdos que no quieren perderse.
Me sigo despertando con la sensación de que me abrazarás en cualquier momento, creyendo que estoy dormida. Como siempre hacías. Pero lo cierto es que mis manos echan de menos de menos ser los pinceles de tu cuerpo y mi cama parece un paisaje triste sin ti. Y sé que tengo en el corazón una brecha que quedó sellada, que se desangra lentamente y ahora que quiero reconstruirme de cero, la herida se niega a cicatrizar. Quizás nunca lo supiste, pero me mataste poco a poco. Aunque siempre dijeron que no importa lo que duela si es algo por lo que moririas.
Y piensas. Y lloras. Y aguantas. Hasta que los días se convierten en canciones tristes y el silencio es tan ensordecedor que solo se oyen los relojes...

Ha sonado el despertador. Otra vez. Es diciembre. Y no estás conmigo.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Me hubiese gustado que tus labios me mataran a besos.

Es un día cualquiera en mi calendario del olvido y el cielo gris compite con mi tristeza. La ciudad vive con las luces de las farolas y las calles solo son pistas de aterrizaje para las gotas que se precipitan a través de la niebla.
Y entonces llego al tren y pongo la canción más lenta que encuentro, y mientras los relámpagos disparan y los cristales lloran, mis lágrimas forman la melodía más perfecta... Tenías que ser tú. Otra vez.. y es que me gustaría tanto poder dejar de recopilar canciones que sé que escuchas cuando estás solo...
Me gustaría dejar de escribir(te) para que mis ventrículos no se desangraran cada vez que tu recuerdo me invade por dentro.
Pediría abrazarte cuando el sol se vuelve tímido y la luna se esconde.
Me gustaría poder dejar de sacar todos los recuerdos que tengo apilados en el cajón del olvido, y que seas tú el que los devuelva a su sitio.
Pediría que tus caricias congelarán mi cuerpo para que durasen después del roce.              
Me gustaría poder dejar de hablar en pasado, pero es que el presente es aun más complicado cuando no te siento cerca.
Pediría que ese kilómetro que nos separó se atragantara en la distancia y nunca encontrase el mapa que le indicase el camino de vuelta a casa.
Me gustaría que tu sonrisa apareciese cada amanecer para colarse por mi ventana porque cada noche tengo la sensación de que el cielo pierde una estrella.
Me gustaría.. me gustarían tantas cosas.. y tú eres el culpable de ellas. Pero hoy solo quiero pedir una; Él día que preguntes por mi, te digan: Está más feliz que nunca, por fin le dió la espalda al pasado.
Y yo con una sonrisa sepa contarte que mis palabras se convirtieron en tus lunares y que los utilizaba para pasear a la hora en que los sueños se cumplen, con suerte, un día, una estrella me sonrió. Que a pesar del paso de las estaciones, no me desangré durante las heladas y logre sobrevivir a la mareas.. pero en el fondo, me hubiese gustado, que durante todo este tiempo, tus labios me mataran a besos.

jueves, 14 de agosto de 2014

¡Concurso veraniego de libros!

¡Hola! Esta vez subo nueva entrada para participar en un concurso. Y sí, si me conocéis bien sabréis que amo los libros porque muchas veces sus palabras me reconfortan y me acompañan más que las personas de mi alrededor.
Si os gustan los libros y todavía no conocéis a Sebastián (El Coleccionista de mundos), seguidlo en su cuenta de Youtube o su increíble blog , no os arrepentiréis nunca. Porque a pesar de que veo sus vídeos y leo sus reseñas una y otra vez, me sigue sorprendiendo.
Si vosotros también queréis participar, tenéis que ver este vídeo y seguir sus indicaciones. El plazo termina el 31 de agosto de este año y el concurso es internacional:




Muchas gracias por leerme y disculparme por no subir una entrada desde hace tiempo, muy pronto estará.


domingo, 6 de julio de 2014

Intentos que terminan en fracaso.


Son las tres de la mañana de un día cualquiera de julio y es tu silencio lo único que me mantiene despierta. Y es que es tan difícil concicilar el sueño cuando te lo he regalado a ti.. He pensado en llamarte, pero mira, aquí estoy una vez más, escribiéndote, intentando expulsar esos sentimientos que me quieren destrozar por dentro. Intentando no recordar tu sonrisa en los días de calor y tus manos en los meses de invierno. Intentando no recordar tus dedos esculpiendo mi cuerpo bajo las sábanas. Intentando no echarte de menos cada vez que me paseo por la vía láctea. Intentando no recordar como tus ojos me mareaban más que un mar enfurecido. Intentando perder el tren para no regresar a tus brazos.
Intentando no ver el mismo número que me persigue como el campo magnético al imán. Intentando no girarme cada vez que el aire me trae tu nombre como si de una hoja en Otoño se tratase. Intentando no recordar la canción más bonita, el sonido de tus labios contra los míos. Intentando no llorar cada vez que 'tus te quiero' me arañan la garganta.
Intentando no volver a aquella oscuridad que solía engullirme cada luna llena al mes. Intentando no imaginarte bailandando bajo la lluvia cada vez que el cielo deja de sonreír. Intentando no verte como la mitad que me completaba.
Intentando no volver a aquel mes. A aquella semana. A aquel día. A aquel minuto en el que supe que tus besos no regresarían. Dime, por favor, ¿cambiarías algo de lo que sucedió?
La cuestión es que después de cada intento, llega el fracaso. No. No soy capaz. Me has ido matando como cuando te quedas dormido, lentamente. Y aquí estoy, desmintiendo que el tiempo hace el olvido porque no hay día que no me acuerde de ti, ni de lo que tu me hacías sentir cada primavera. Por favor, vuelve, aun no es demasiado tarde y yo ya estoy cansada de seguir siendo esa cordenada pérdida que no encuentra un mapa donde instalarse, de ser una brújula que no sabe apuntar hacia el Norte, de ser una luciérnaga que aparece sin ser de noche.
Estoy cansada de sonreír cuando el disparo me ha matado por dentro, de haber construido mi punto de apoyo en ti porque se desmorona, igual que cuando quitas la primera pieza del domino, de fracasar una y otra vez.
Ojalá decir que te llevaste mi corazón, no fuese real.
Ojalá algún día logré vomitar todos estos recuerdos caducados que colecciono.
Ojalá algún día tu sonrisa no ralentice mi tiempo y nuestra despedida no dure erernamente.

Ojalá algún día mis intentos no terminen en fracaso, porque entonces, te habré vencido.
 
     

miércoles, 23 de abril de 2014

Hoy es primavera y te veo.

Hoy es primavera y te veo. Te veo en el azul de los pantanos que intentan imitar tus ojos. Te veo en la luz del sol que no resplandece tanto como tu sonrisa. Te veo en cada estrella que tienes plasmada en tu espalda. Te veo en cada ráfaga de aire que susurra tu nombre. Te veo en la verdes praderas donde un día tú y yo esperamos juntos el atardecer. Te veo en sueños y el corazón se me parte por dentro. Te veo de verdad.. Nos veo y parece que el tiempo se congeló, que nada ha cambiado, como una fotografía.
Te mueves. Y te miro. Y te deslizas lentamente alrededor de mi cuello, consumiéndome. Y me río. Y te ríes. Y el eco de nuestros besos va y viene como una radio que no encuentra su emisora. Me columpias, cada vez más fuerte, hasta que me siento libre.
Todo parece demasiado bonito para se real.. ¿Es real? Que más da, no me importa. Nada tiene sentido cuando tus manos se entrelazan con las mías. Estamos juntos. Otra vez.
Pero la noche nos baña  y te desvaneces con el último rayo de sol. Me quedo mirando como todo se esfuma lentamente, como la niebla cuando amanece. Y abro los ojos. Parpadeo. Me hago un ovillo. Y espero.
Espero a que el monstruo de la tristeza venga y sus garras me destrocen.
Y mientras, pienso, pienso si volveré otra vez allí, a estar contigo, no necesito nada más.
Un día fuimos felices y buscaré el camino de vuelta cada vez que te eche de menos.