Seguidores

domingo, 6 de julio de 2014

Intentos que terminan en fracaso.


Son las tres de la mañana de un día cualquiera de julio y es tu silencio lo único que me mantiene despierta. Y es que es tan difícil concicilar el sueño cuando te lo he regalado a ti.. He pensado en llamarte, pero mira, aquí estoy una vez más, escribiéndote, intentando expulsar esos sentimientos que me quieren destrozar por dentro. Intentando no recordar tu sonrisa en los días de calor y tus manos en los meses de invierno. Intentando no recordar tus dedos esculpiendo mi cuerpo bajo las sábanas. Intentando no echarte de menos cada vez que me paseo por la vía láctea. Intentando no recordar como tus ojos me mareaban más que un mar enfurecido. Intentando perder el tren para no regresar a tus brazos.
Intentando no ver el mismo número que me persigue como el campo magnético al imán. Intentando no girarme cada vez que el aire me trae tu nombre como si de una hoja en Otoño se tratase. Intentando no recordar la canción más bonita, el sonido de tus labios contra los míos. Intentando no llorar cada vez que 'tus te quiero' me arañan la garganta.
Intentando no volver a aquella oscuridad que solía engullirme cada luna llena al mes. Intentando no imaginarte bailandando bajo la lluvia cada vez que el cielo deja de sonreír. Intentando no verte como la mitad que me completaba.
Intentando no volver a aquel mes. A aquella semana. A aquel día. A aquel minuto en el que supe que tus besos no regresarían. Dime, por favor, ¿cambiarías algo de lo que sucedió?
La cuestión es que después de cada intento, llega el fracaso. No. No soy capaz. Me has ido matando como cuando te quedas dormido, lentamente. Y aquí estoy, desmintiendo que el tiempo hace el olvido porque no hay día que no me acuerde de ti, ni de lo que tu me hacías sentir cada primavera. Por favor, vuelve, aun no es demasiado tarde y yo ya estoy cansada de seguir siendo esa cordenada pérdida que no encuentra un mapa donde instalarse, de ser una brújula que no sabe apuntar hacia el Norte, de ser una luciérnaga que aparece sin ser de noche.
Estoy cansada de sonreír cuando el disparo me ha matado por dentro, de haber construido mi punto de apoyo en ti porque se desmorona, igual que cuando quitas la primera pieza del domino, de fracasar una y otra vez.
Ojalá decir que te llevaste mi corazón, no fuese real.
Ojalá algún día logré vomitar todos estos recuerdos caducados que colecciono.
Ojalá algún día tu sonrisa no ralentice mi tiempo y nuestra despedida no dure erernamente.

Ojalá algún día mis intentos no terminen en fracaso, porque entonces, te habré vencido.